Gente
Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.
Hamlet Lima Quintana
martes, 19 de enero de 2010
viernes, 8 de enero de 2010
jueves, 7 de enero de 2010
Lechuga
Para hacer una ensalada de lechuga primero seleccionas las hojas, algunas están ardidas, las tirás porque esas no sirven. Lavas todas las hojas buenas con agua y vinagre para que le mate los bichitos, ¡Tres veces la lavas ! La enguajas -las tres veces correspondientes entre cada zambullida en el vinagre para quitar el exceso de este y de bichitos muertos, aunque sean de esos que no se llegan a ver- , la aliñás con aceite, sal y nuevamente, vinagre (¡ojo, que no se te vaya la mano!) porque con limón no te gusta, además, te encanta ese olor , mmmm... La servís en la mesa.
Al tiempo te cansás de tanto proceso de limpieza y reducís el lavado a una sola vez, con eso es suficiente. Aliñás la lechuga, la servís en la mesa, te ponés un poco en el plato ... estás masticando un trocito de costeleta con lechuga cuando ves un minúsculo gusanito verde brillante (mirá el color, mirá que bonito color!) caminando como burlándose de vos al borde de la ensaladera. Te levantas de la mesa para escupir el bocado que ahora no podés tragar. Dejás de comer lechuga por dos semanas. A la tercera la zanahoria te harta , y para hacer una ensalada de lechuga , seleccionás la hojas, lavas las buenas tres veces con agua y -sobre todo- vinagre para que le mate los bichitos y la enguajás intercaladamente tres veces (una por cada zambullida de limpieza). La aliñas y la servís.
Al tiempo te cansás de tanto proceso de limpieza y reducís el lavado a una sola vez, con eso es suficiente. Aliñás la lechuga, la servís en la mesa, te ponés un poco en el plato ... estás masticando un trocito de costeleta con lechuga cuando ves un minúsculo gusanito verde brillante (mirá el color, mirá que bonito color!) caminando como burlándose de vos al borde de la ensaladera. Te levantas de la mesa para escupir el bocado que ahora no podés tragar. Dejás de comer lechuga por dos semanas. A la tercera la zanahoria te harta , y para hacer una ensalada de lechuga , seleccionás la hojas, lavas las buenas tres veces con agua y -sobre todo- vinagre para que le mate los bichitos y la enguajás intercaladamente tres veces (una por cada zambullida de limpieza). La aliñas y la servís.
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